lunes, 2 de febrero de 2015

¿Te acuerdas? Me acuerdo

        ¿Te acuerdas?  Me acuerdo

Siempre me acuerdo de él, pero últimamente está mas presente en mi vida.
El nació en el 1953 y de bien pequeñito fue víctima de un reúma que en pocos años lo privó de libertad, dejándolo preso en una cama, impidiéndole tener una vida normal, como el común de los mortales.
Yo le conocí en esa situación, lo que para mi fue algo normal, con el paso de los años me di cuenta que de normal no tenía nada, lo injusta y dura que para él estaba  siendo la vida, yo creía que la vida era un Don que teníamos para vivirla.
Siempre lo vi feliz con mis bromas y tonterías lo pasábamos bien, siempre lo tuve al corriente de todo lo que pasaba a mi alrededor, donde iba, lo que hacia, entre él y yo no hubo secretos, nunca pensé que le pudiera doler todo lo que le contaba, para ėl todo aquello era nuevo y ahora tengo mis dudas. 
Recuerdo que hicieron una camilla para poder llevarlo a misa los domingos, la qué aprovechamos para llevarlo con nosotros al campo y que nos viera jugar a fútbol. Hasta que un día se les cayó por las escaleras, lo que le dio miedo  y decidió no salir de casa, "Dios mío que me quede como estoy".
Luego nos cambiamos de casa en esta teníamos menos escaleras, al poco tiempo mi padre compró un huerto con el que siempre había soñado, a el bajábamos toda la familia los domingos a pasar el día, que recuerdos aquellos, echo la vista atrás y aún lo veo allí en su camilla, bajo la sombra de aquel avellano, donde pudo disfrutar al aire libre, también le dábamos su vaso de vino y el cigarrillo correspondiente y lo que hiciera falta, después de comer su carajillo de anís era sagrado. 
Nunca le pregunte que pensaba de su situación y que rondaba en su cabeza, era tan reservado y prudente que por no molestar nunca se quejaba de nada, dio lugar a quedarse ciego y no dijo nada, cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde.
Se nos fue inesperadamente su corazón dejaba de funcionar, fueron 42 años que vivió a su manera, ni reproches ni lamentos, su procesión la llevaba por dentro y dentro se la llevo.
Muchas preguntas se quedaron sin respuesta por no atreverme a preguntar, ahora con mi vida destrozada muchas de mis preguntas ya han encontrado respuesta, estoy viviendo en mi cuerpo lo que el pasó.
Él lo sufrió en silencio, yo me desahogo escribiendo y también con mi mujer, ella sabe lo que pienso, lo que quiero y hasta donde quiero llegar, hablamos del tema con naturalidad, pero, nuestras lágrimas nos cuesta.
Juan, ahora sé lo que sufriste y la de veces que pudiste llorar en silencio, sin lagrimas en tus ojos, ahora veo la soledad que llegaste a vivir, la podrías haber compartido conmigo, no se si te hubiera podido ayudar, pero te habrías desahogado en mi y hubiéramos llorado juntos.
Los papas también sé fueron espero que os hayáis encontrado y podáis estar juntos, de aquí prefiero no contarte nada.
Os quiero y no me olvido de vosotros.

 
    

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